El gesto, la entrega al personaje y hasta el tono de voz, por grande que resulte, no consigue nunca del todo borrar a la persona, la que aparece con nombres y apellidos en los carteles, es decir, el actor.
Grandes maestros del cine pueden caernos mal, sin saber exactamente el porqué. Es una cuestión de instinto y de piel. Lo relaciono con el pentimento de los pintores. Se puede pintar sobre un cuadro muchas veces, pero siempre aparece tímidamente aquel color anterior, escondido, que pertenece al arrepentimiento del artista. No borra, pinta encima. Pero queda.
Rubianes, el maestro de los monólogos, caía bien porque era un hombre de bien. Resultaba entrañable porque era entrañable. Ha sido querido porque ha querido mucho.
Gallego pero afincado en Barcelona, ha muerto en su casa a las diez de la mañana del día de hoy.
El presidente de la Generalitat, José Montilla, afirma que es una gran pérdida, y sin duda alguna lo es. Pepe Rubianes nos ha arrancado grandes carcajadas transmitiendo una vitalidad extraordinaria. Sus ojos destilaban simpatía y amor por la vida.
?Irrepetible, patrimonio de todos, no hay nadie como él?, ha declarado su amigo y representante Toni Coll.
Veinticinco años de escenarios y una valiosa labor de investigación teatral. ?Lorca eran todos?, una de las últimas, se rodeó de polémica tras unas declaraciones realizadas por Rubianes en TV3 sobre la unidad de España.
El cáncer le forzó a cancelar las funciones de su última obra, ?La sonrisa Etíope?, que representaba en el Club Capitol de Barcelona.
Inició su carrera en solitario desde 1981. Había pertenecido a Dagoll Dagom y Joglars a finales de los setenta.
Le descubrí en el teatro Villarroel. Me dejó boquiabierta. Pepe Rubianes ha sido un actor como la copa de un pino y un hombre querido. Va por él. Se lleva todos los aplausos, todas las luces, todos los abrazos y todas las estrellas.
Canción interpretada magistralmente por Nacha Guevara.
Pepe Rubianes, para ti todas las flores.