En estos momentos le han prohibido salir de la sala y hablar con la prensa, además de ser sancionado. La presión sobre el pataleo popular es ya inevitable. Silva arrasa sobre una justicia que tiene mucha prisa en despachar el asunto, con un descaro maquiavélico, por encima de lo divino, humano y legal.
El Tribunal considera ?injustificable? la renuncia de su abogado y advierte al mismo de que su conducta puede ser constitutiva de un par de faltas disciplinarias y delito penal.
De penas y faltas nos van a hablar ahora, como si fuéramos imbéciles, con la misma toga y puñetas que se atiende al noble yerno y egregia hija del que trabaja de Rey, a toda la roña delincuente del popular partido que nos desgobierna, a los más de cincuenta ladrones metidos en la cueva VIP de la calle Génova. He aquí el gran juicio en manos de calvatruenos, lacazanes cuya cultura de contraportada no deja títere con cabeza, sólo les falta guillotinar, aunque ya lo hacen desde sus columnas compradas a mercer del poder, quién te ha visto y quién te ve. ¿De justicia le van a hablar a un juez? El juicio-express que se han montado no es ajeno al sentido común de cualquier ciudadano: La calle es nuestra. Mi apoyo incondicional al Juez Elpidio Silva.