Estábamos acostumbrados a que los rodajes monumentales como ?Troya?, ?Gladiador? o ?Alejando? tuvieran la infaltable etiqueta del Made in Hollywood. Sin embargo este otoño los europeos le robaron el show a la Meca del Cine con la cinta alemana ?La Papisa?, que algunos quieren proponer para el Orcar y la producción española ?Agora?, premiada en el Festival de Canes.
Una regla de oro para toda crítica cinematográfica nos dice que no se debe contar la película al comentarla. Sin embargo con ?La Papisa? es el propio título el que nos delata el contenido de la cinta. Conocemos a priori que la protagonista alcanzará el peldaño mas alto de la iglesia católica. Ya sabemos el QUE y la película nos narra el COMO. Lo que cautiva es el valiente camino de una niña nacida en la aldea Alemana de Ingelheim. Corrían los tiempos de cacerías de brujas. A las mujeres les estaba obstaculizado el leer y escribir y poder instruirse era un tema tabú.
Otra regla que aquí tampoco se cumple es la de que los libros llevados al cine pierden mucho de su brillo y trama. Basado en el super-ventas del mismo nombre de la Autora norteamericana Donna W. Cross, la puesta en celuloide de la historia adquiere nuevas facetas y gana en agilidad e ilustración. Los que con anterioridad nos habíamos leído el libro vimos como se reforzaron algunos eslabones débiles de la trama original. Para el público que acude al cine sin información previa se corre el velo de esta fascinante leyenda que durante siglos estuvo inscrita en la tradición popular.
El tema de la papisa ha sido en extremo conflictivo. Siempre queda flotando la pregunta de si realmente llegó a existir. ¿Fue una leyenda o es uno de esos escándalos que la iglesia quiere eliminar de su milenaria historia? Curiosamente tanto partidarios como detractores esgrimen en mismo argumento. Los que niegan la papisa afirman que no existen pruebas contundentes de que una mujer haya ascendido al pontificado en el 853 y dominado en el Vaticano por casi dos años, mientras que los que apoyan la historia afirman que esas pruebas fueron destruidas por la propia iglesia la cual en el siglo IX era quien poseía el monopolio de todos los pergaminos y los registros históricos. Estas apasionadas controversias explican por qué entonces el libro tuvo un éxito tan rotundo en Alemania (más de 4 millones de libros vendidos) pero muy moderado en EE.UU., el país de la autora, lo que hizo que la cinta fuera rodada en el Viejo Continente.
Con muy buen trabajo de cámaras y luces el director alemán Sönke Wortmann (que hasta entonces se había hecho famoso con filmes de tema deportivo) logra una puesta convincente donde los actores no son de fama mundial, pero si de probado talento. Un detalle curioso es que el papel protagónico de Johanna (Juana en alemán) es interpretado por la artista Johanna Wokalek la cual brilla al incorporar el rol de su tocaya. Por eso la prensa alemana se ha apresurado en afirmar que ?esta es la película de las dos Johannas?.
Por su parte ?Ágora? nos transada a la Alejandría del siglo V, con su legendaria biblioteca y sus castas sociales. En la academia de la biblioteca la maestra Hipatia imparte clases de matemáticas, filosofía y astronomía. A finales del Imperio Romano conviven en el ágora (nombre del griego antiguo para la plaza de reuniones y mercado de la ciudad) tres religiones: la pagana, la judía y la cristiana. Las luchas religiosas por el poder desatan una espiral de violencia que nos recuerda a lo que ocurre hoy en día en el Medio Oriente.
Igual que la película ?Troya? gran parte de ?Agora? se rodó en Malta. Mientras que el ?la Papisa? el director se apoyó en las bondades de la computación para recrear la Roma medieval, para ?Agora? se reconstruyó completamente el centro de Alejandría en un proyecto de 15 millones de euros.
Quizás el derroche de detalles históricos y arquitectónicos del filme del director español Alejando Amenabar vaya en detrimento de la propia trama, pues aquí tampoco impera el QUE por encima del COMO. El encanto de la película consiste en transportarnos a esa Alejandría legendaria de la que se habla tanto y se conoce tan poco. También se destaca en su sol protagónico de Hypatia de Alejandría la actriz Rachel Weiz (Oscar 2005 a la mejor actriz secundaria) Son espectaculares las tomas de cámara que combinan desde primeros planos hasta tomas aéreas donde se llega al lujo de vistas del satélite de lo que fue la ciudad entonces.
Si bien ambos filmes han tenido una acogida favorable por el público, la crítica en sus respectivos países les ha dado una aceptación tibia. Le reprochan el haber gastado tanto dinero para crear el marco colosal en el que se desarrollan las historias. También es imperante una comercialización internacional de ambas cintas para que puedan cubrir los enormes gastos de producción, como ocurre con las propuestas de Hollywood.
En la trama de ambos filmes se mezclan amor, creencias, intrigas, celos, tradiciones, drama histórico, religión, ambiciones y violencia. Pero más allá de todas esas facetas, tienen en común el tocar el papel de la mujer en la sociedad, y su lucha contra la discriminación de las entidades religiosas. Aún hoy existe esa intolerancia y a las mujeres le esta prohibido ocupar elevados cargos en la dirección de la Iglesia Católica. En otras religiones la situación no es mejor. Pese a los siglos transcurridos, ambas historias conservan su vigencia. Hipatia y Johanna, esas dos mujeres dotadas de una inteligencia excepcional y una insaciable sed del saber, hubieran sido muy buenas colegas de haberse conocido. Estos filmes son un tributo a la perseverancia, la sabiduría, la intrepidez y el espíritu de lucha femeninos.
Al finalizar el verano, vuelven los días cortos y fríos, las lluvias de las hojas amarillas y nos asalta la nostalgia por la luz del sol, el calor de la playa. Sin embargo, bienvenido sea el otoñó si nos trae estas sorpresas cinematográficas. Nunca sabremos a ciencia cierta cuantas Hipatias y Johannas nos reserva la historia, pero si que su ejemplos, reales o no, merecen ser contados por los siglos y los siglos.