La educacion a favor del ser humano

Identificamos la Escuela de Ecología Humana con este título porque en todos sus contenidos y actividades sólo se defiende lo único que nadie puede atacar, los medios y recursos que están a favor de la salud y calidad de vida de todos los seres que formamos parte de la especie humana.

Cultura | 21 de agosto de 2009
Juan Antonio Saavedra Quesada

No defendemos ni atacamos a ninguna mente o conducta de nadie, ni sus creencias, ni sus emociones, ni sus palabras, ni sus acciones. Solamente expresamos y declaramos, con honestidad y con las palabras más sencillas que conocemos o podemos crear, que todos tenemos derecho a elegir la mejor respuesta para nuestra calidad de vida en cualquier situación que nos encontramos. No hay una única respuesta, pero todas las respuestas que están a favor de los seres humanos nos merecen el máximo respeto y apoyo solidario, así como las que se oponen a su realización en libertad nos merecen el máximo rechazo, sin ningún tipo de tolerancia que genere confusión y connivencia.

En Ecología Humana facilitamos puentes de unión entre todas las personas que compartimos este objetivo común: convivir como seres humanos desde la protección que pone límites a los peligros y malos tratos, desde la inteligencia que asume los problemas para descubrir las mejores soluciones, desde las acciones productivas que satisfacen los distintos niveles de necesidades humanas, desde la comunicación honesta sin engaños ni manipulaciones opresivas, desde la trascendencia de los límites espaciotemporales impuestos por el paradigma materialista y por cualquier modelo que se presente como la verdad definitiva.

Al entender la educación como crear espacios para que cada uno pueda realizarse y ser el Ser Humano que puede llegar a ser, nos protegemos de caer presos o esclavos de nuestra propia mente dependiente, que guarda las experiencias y contenidos que vamos aprendiendo y nos lleva a confundir lo que somos con la mente que tenemos.

La educación dominante nos engaña haciéndonos creer que somos cualquier etiqueta o ilusión generada por una percepción limitada de la realidad y de nuestro ser. Por ejemplo, creer que somos prisa o apuro, nos hace ir acelerados a cualquier lugar, como si nos hipnotizáramos unos a otros para vivir en una sociedad cada vez más dominada por la ansiedad y la falta de tiempo para disfrutar lo que hacemos o tenemos.

Es apasionante comprobar que las personas que compartimos la Ecología Humana vamos, poco a poco, dejando de sentirnos identificadas con muchas cosas que hasta ahora hemos ido pensando o sintiendo o con formas de actuar que nuestra educación ha ido almacenando en nuestra mente. Las que siempre querían tener razón aprenden a escuchar, las etiquetadas de tímidas y que tenían miedo a decir lo que pensaban aprenden a coger el micrófono y hablar en público, las perfeccionistas que siempre estaban enfadadas viendo fallos por todas partes aprenden a ver que también hay cosas bien hechas y positivas, las que nunca se enfadaban porque creían que eran buena gente aprenden a sentir rabia para denunciar injusticias y solidarizarse con los que siempre salen perdiendo por no respetar sus derechos, las ingenuas que decían amar a todo el mundo aprenden a protegerse de las intenciones ocultas en palabras amorosas que acaban traicionando.

Al descubrir que tenemos mente, pero que no somos la mente que tenemos, podemos acabar con todas las identificaciones que nos hacen sufrir y empezar a sentir una experiencia de libertad y paz interior. Si cada uno de nosotros descubre que no somos la mente que tenemos, ni la individual ni la colectiva, podemos sentir esa unidad con el universo que nos hace estar en paz para decir ?somos uno? y dejar de estar a la defensiva.

 


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