Me disuelvo como una gota de agua dulce que cae en una inmensidad de mareas copiosas y movedizas, ya soy parte del océano, de donde provenimos, la creación resoluta que devino en el desarrollo de las especies, lo insignificante, diminuto, imperceptible, lentamente gracias al paso de los años se fue desarrollando, inventándose a si mismo, creando una nueva vida, y una nueva muerte.
Me desplazo entre espuma y liquido, como la efervescencia de mis comisuras de mis labios que brotaron allá a lo lejos cuando creía que mi finalidad existencial era la de luchar frente a los molinos de viento, pero sin compañero, sin asno, sin rocinante?
Dejo imbuirme en las profundidades, logro tocar el coral que habita en mi corazón, allí donde se encuentran los cardúmenes de sentimientos, toco fondo, abro mis alas de ángel caído y, despego hacia la superficie.
Tomo aire puro, libre de la contaminación de las almas en pena, inhalo, exhalo, respiro una y otra vez, me dejo llevar por la marea, que golpea mi inmensidad.
Me recuesto sobre el mar, disminuyo mi velocidad, estoy yendo muy lento, mi corazón no soportaría el vértigo amoroso de encontrar la paz de una forma tan escueta.
En posición horizontal, levanto mis brazos, abro la palma de mis manos, extiendo mis dedos hacia lo más alto y recibo la energía del sol, que brilla incandescente en un firmamento que va del celeste al verde, como el color de tus ojos.
El viento se aprovecha de mis manos y las motiva a desplazar mi cuerpo cual si fueran dos grandes velas extendidas verticalmente. Cruzo los senderos marcados por un borbollón de un resplandeciente color blanco, aun estoy en la costa de la tierra conquistada, no puedo despegar de los dogmatismos implantados por los esclavizadores?
Siento mi muerte, siento mi resurrección, siento mi aliento, siento mi agonía, veo la noche, veo el día, pero aun no puedo cortar el cordón umbilical, no logro ingresar en la marea alta, las olas son un impedimento para mi largo recorrido hacia mi destino?