Eras y Ciclos

Lamentablemente hoy tengo un día de sentimiento repugnante hacia la desigualdad, al uso indiscriminado de las armas y a la fuerza militar que persigue como único fin: conquistar o exterminar a los pueblos que reclaman bajo el lineamiento de una causa totalmente justa: sus tierras que les pertenecen, al igual que a los del otro bando.

Cultura | 05 de agosto de 2009
Jose David Apel

Los bandos? si sólo existiera uno que luchase por hallar la verdad dentro de su interior encontraríamos la llave que nos permita ingresar a una nueva era de apertura mental y de desarrollo místico, el que predijo Bob Marley en sus canciones, el que intentó inculcar Gandhi con su bondad, el que pregonó hasta el cansancio y creo que aun más que eso, hasta el último segundo de vida el personaje de Jesús...La tristeza me invade, estuve observando en los últimos días imágenes que plantean un paralelismo entre el holocausto llevado a cabo por el anticristo de la era de piscis (Adolfo Hitler), y las acciones realizadas por el ejercito israelí en territorio palestino; soldados apuntando niños, y ellos con los brazos en alto, claro, sin el uniforme a rayas que caracterizaba a las cuerpos sin almas en los que se habían convertido en los habitantes de los campos de la muerte. Hombres, mujeres, niños, ancianos, encolumnados en interminables filas de habitantes; palestinos con sus brazos tras la nuca y escoltados por los uniformes verdes, las armas pesadas, pero por sobre todas las cosas, los seres que ostentan el poder de la fuerza por encima del prójimo, sólo por portar entre sus brazos una Kalashnikov o un m-16? Seres humanos frente a seres humanos, el eterno dilema del hombre, la muerte del hombre por el hombre, sólo así se pueden lograr los mandatos bíblicos, solo así se puede lograr el esperado ?Apocalipshit?? ¡Me cago en el Apocalipsis!... El sometimiento y la presión psicológica que en estos momentos están ejerciendo las Fuerzas Armadas Israelíes sobre los habitantes palestinos, es desmesurada y con tintes fascistas, justamente de un estado que se vanagloria de sus virtudes democráticas y de su libertad de expresión? ¡se joden en la expresión!... Aunque si tengo que ser sincero, creo que el pueblo palestino es el chivo expiatorio de una gran confabulación del mundo árabe para eliminar al estado de Israel y con él su población, enviándolos al mar mediterráneo, ahogándolos, siguiendo las acciones que nunca pudo concretar el faraón en Egipto?El mundo árabe utiliza técnicas psicológicas de lavado sistemático de cerebro inculcándoles el odio a los niños palestinos, por sobre el pueblo judío en su totalidad, no solamente sobre el Estado hebreo, si tendrían que eliminar a judíos en Alaska lo harían, es irremediable y terriblemente lamentable? Amadinejah y sus pensamientos mesiánicos de conquista y regreso a la antigua Babilonia, en forma de vida y cumpliendo los libros ancestrales delimitando los territorios bíblicos, hacen que este conflicto sea interminable. ¿Qué hace el pueblo judío, los habitantes israelíes, si día a día están acechados y amenazados frente a una acuciante fuerza descomunal de un pueblo ?enemigo? que multiplica por cientos de veces los habitantes que tiene el suyo en el mundo entero?...Sobreviven? bien, entiendo que lo hacen con las fuerzas militares y económicas que le brinda el imperio estadounidense, no estoy de acuerdo con el imperio, ni lo estaré, lucho para modificarlo, y no me va tan mal. Comprendo que el Estado de Israel es, ni más ni menos, que la ?barrera de hierro? que separa el mundo Oriental del Occidental, el muro ?infranqueable? que superó avatares inconmensurables e inimaginables en su corto período de vida como ningún otro estado lo ha hecho. Es el pueblo más antiguo y más unido que jamás he conocido, su Dios (Adonai), el mismo que el de los musulmanes (Ala), no quiere que desaparezcan de la historia universal, por el sólo hecho de que son personas, humanos, seres vivos con razón de ser y de existir? Hay que comprender que la Torah (libro sagrado para el pueblo judío), en sus comienzos, pretendió crear una religión universal, unificadora, monoteísta, por encima de las religiones paganas que adoraban figuras humanas y deidades varias (lo cual me parece extraordinario e imaginativo, pero la evolución del pensamiento nos llevo a unificar las fuerzas en una sola adoración), llegó el éxodo del pueblo oprimido por el poder faraónico y su trajinar por el desierto, hasta su llegada al monte Sinaí, allí, se produjo un quiebre demográfico y de ?dispersión de almas?, luego de que Moisés arrojára las tablas sobre el pueblo que se encontraba adorando en la ladera del majestuoso monte un enorme becerro de oro (haciendo alusión a la era de Tauro, la cual representaba el ciclo anterior a la era de Aries dominado por el imperio egipcio), el pueblo se dividió, estuvieron quienes creyeron en Moisés, ?su? Dios y sus palabras, y se encontraron en aquel momento los que no lo hicieron, así fue que tomaron caminos distintos los seres nómadas que buscaban sus horizontes, en un principio, en la tierra que manaba ?leche y miel?. Los que siguieron a Moisés y su camino hacia la tierra prometida, creyeron firmemente en la deidad de su Dios, Adonai, mientras que quienes optaron por ?revolucionarse? ante el dogmatismo que planteaba el ?Mesías? hebreo, emigraron a tierras inhóspitas, vaya a saber dónde, posiblemente cruzaron el desierto y hallaron a su gusto y placer tierras que resultaban otras sustancias, no lo sabremos.Luego de este quiebre en la gran tribulación que surcaba los mares de arena, se formaron dos grandes pueblos que fueron evolucionando en el tiempo, el pueblo de Abraham y Jacob confiaron fielmente en el objetivo de Moisés y se instalaron en la tierra prometida, allí fueron creando el imperio judío. Pasaron los años y lentamente el pueblo hebreo se vio corrompido por la dominación romana, tomo parte de sus costumbres y se vio influenciado en la podredumbre que todo imperio ofrece: Corrupción, promiscuidad, sexo, droga y rock and roll. Algo tenía que cambiar, así fue que del seno de una familia judía apareció Jesús, quien inauguraría la era de Piscis, y sí? tenia que salir de una familia judía, del pueblo originario, de aquel que se libero del imperio como ningún otro pueblo podía haberlo hecho.Jesús por su parte, sólo quería modificar los malos hábitos del pueblo judío, bajo ningún punto de vista tenia intenciones de crear otra religión, su religión era la judía, el mantenía sus raíces bien arraigadas, pero? la evolución de los ciclos es in-fa-li-ble, y todo tiene que cambiar, modificarse, transmutarse, aproximadamente cada dos mil años, todo tiene que tomar su curso universal. Así fue que Jesús lentamente fue logrando adeptos y de esta forma fraccionando (sin intenciones reales), el judaísmo. ¡Claro! Los integrantes del sanedrín (corte de sabios del pueblo judío), se vieron acuciados, y dolidos ante semejante accionar de un: ¡SER HUMANO!, justamente, ?EL SER HUMANO?, ¿cómo una persona podía modificar los dogmatismos planteados por quien los había liberado de la esclavitud de pensamiento pagana de los egipcios? Así fue que no se interpusieron ni pusieron reparo cuando Pilatos dio el ?visto bueno? para que se realizase el sacrificio y la crucifixión de, ?un judío, que era demasiado HUMANO?.Así fue que se instauro la era de piscis, pasado doscientos años aproximadamente (años mas, años menos, da igual, la cuestión es que se llevaron a cabo los hechos), aparece la figura de mahoma y su analfabetismo, y aquel pueblo que había decidido tomar otro camino adorando la era de Tauro en a los pies del monte Sinaí, resurge de las cenizas como el ave fénix e intenta bajo todos los medios reimponer la era de Tauro, pero esta vez, con un tinte monoteísta, ¡claro!, para seguir la corriente de las dos eras anteriores, no se podía regresar al politeísmo pagano de las culturas egipcias, se debía evolucionar junto con el desarrollo del pensamiento teológico humano. Así fue que se instauran las tres grandes eras del mundo occidental, la más antigua, la de Aries, con su Mesías Moisés, la siguiente, la de Piscis, con Jesús, y la tercera y ultima la de Tauro, con Mahoma, Ala, y la mar en coche. El odio que existe entre los pueblos judío y árabe viene de un arrastre ancestral, hay que remontarse a lo lejos, allí donde anidan las escrituras que relatan lo longevo del tiempo, en las esquinas de los bares y fondas donde el pensamiento humano por la búsqueda de un Dios es inexpugnable. José David Apel20 de julio de 2009

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