estimados concurrentes:
el que crea que su pena es
especialmente relevante
que levante la mano
"todos a la vez, ya puede verse",
(se oyó a un señor sentado al fondo)
el que crea que su angustia precede a
la de otros
que tenga a bien pronunciarse
("lo dicho, nadie vacila",
masculló el mismo señor,
mientras aplastaba el cigarrillo en el parqué
encerado)
el que se sienta singular
en su santa ingenuidad
que active los mecanismos de la certidumbre
"que se ruega hagan fila,
caballeros"
(siempre hay un bedel pronto a organizarse)
"estaba visto"
(añadió la señorita
de la cola de caballo)