Vivido en un centro cultural del barrio de Once

el caballero de traje grissubió a la pequeña tarima y dijo: 

Cultura | 23 de febrero de 2009
Miguel Ruibal

estimados concurrentes:

 

el que crea que su pena es

especialmente relevante

que levante la mano

 

"todos a la vez, ya puede verse",

(se oyó a un señor sentado al fondo)

 

el que crea que su angustia precede a

la de otros

que tenga a bien pronunciarse

 

("lo dicho, nadie vacila",

masculló el mismo señor,

mientras aplastaba el cigarrillo en el parqué

encerado)

 

el que se sienta singular

en su santa ingenuidad

que active los mecanismos de la certidumbre

 

"que se ruega hagan fila,

caballeros"

(siempre hay un bedel pronto a organizarse)

 

"estaba visto"

(añadió la señorita

de la cola de caballo)


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