Empezó el confinamiento domiciliario, y me dijo que tenÃa una historia. Acostumbrado a sus excentricidades, la creÃ. Me contó que todo partÃa de una larga conversación con su tÃa de Madrid.
Cultura | 04 de junio de 2022Mientras todo el mundo se quejaba del encierro forzoso, ella estaba encantada, porque vive así, entre cuatro paredes, escribiendo de forma obsesiva. Y no dejaba de repetir: "La Villa de Mouriscot". Tenía una historia.
Encontramos un estuche del viejo salón de té madrileño, situado en la calle Barquillo. Se trataba de un bolso naranja, mínimo, de cartón, que vendía un coleccionista. No había nada más. Como correos no funcionaba porque se paró el mundo entero, el envío tardó mucho en llegar. Pero llegó.
La Villa de Mouriscot era el nombre de un hotel de Biarritz donde se citaban clandestinamente Alfonso XIII y Eugenia de Battemberg antes de oficializar el noviazgo, y se puso el mismo nombre al salón de té madrileño, en honor al romance real. El local perteneció a la familia de la abuela materna de Consuelo García del Cid Guerra. La abuela Consuelo, y su nieta, nunca se conocieron. Ella es Consuelo Tercera, y con la escritora se cerró la saga al no tener descendencia femenina. Consuelo Paricio murió muy joven, y de ella sólo conocía su imagen en fotografías.
Consuelo Tercera, escritora, se puso en contacto con unas primas de Guadalajara de las que no sabía nada en treinta años, consiguiendo más información sobre el antiguo salón de té.
No dormía. Daba vueltas y vueltas alrededor del salón en busca de un personaje al que finalmente decidió llamar Vega Mouriscot : una negra literaria. Nunca la vi trabajar con tanta intensidad.
El confinamiento se convirtió en su máxima inspiración. Vivía dentro de la historia que estaba creando. Hoy me ha dado la alegría del año : La Villa de Mouriscot ya está en imprenta y verá la luz en breve.