Últimamente sólo se tenía constancia de su presencia en los actos en los que acompañaba al rapsoda Fernando González y a las cantaoras Emilia Muñoz, Rosario Halcón y Gracia Márquez. Apenas veía, pero no necesitaba la vista para hacernos penetrar en los mundos mágicos que salían de su corazón volcado en los dedos. Cordobés de nacimiento pero afincado en Zaragoza y casado con una zaragozana, desde que murió su esposa la expresión de su cara denotaba su falta. Por eso a veces acariciaba la guitarra con dulzura, otras con rabia y, en ocasiones, le arrancaba lamentos.
Lo conocía y creed que no me salen las palabras al enterarme de su fallecimiento.
Allá donde vayas, sigue tocando la guitarra, Luis Verdú.