Dejad que la niña vuelva con su madre

Dejad que la niña vuelva con su madre

Su nombre es Elena Ramallo, una mujer hecha a sí misma y luchadora por naturaleza. Doctora en Derecho. Candidata al Premio Princesa de Asturias. Con una trayectoria personal y profesional como pocas.

Actualidad | 29 de junio de 2022
Consuelo G. del Cid Guerra

Pero nada de eso parece importar a la hora de la gran mentira institucional. Un divorcio contencioso que entró en bucle (como acostumbra a suceder), la colocó en una situación impensable: perder la custodia de sus hijas por "trabajar demasiado".

A Elena nadie le regaló nada, pero no esperaba perder lo más sagrado: la sangre de su sangre. Que nadie se llame a engaño: sucede en todas las clases sociales, a diario, tanto en los Juzgados como en manos de los servicios sociales. De la retirada de tutela por vía administrativa al arrancamiento judicial, lo único que cambia, es la forma, porque el resultado, es idéntico: se quedan sin hijos.

Estamos ante un sistema crecido y nunca enfrentado de forma determinante cuyos procesos contra natura asustan al mismo miedo. La hija pequeña de Elena no quiere vivir con su padre. Lo ha repetido hasta la saciedad, pero no es escuchada. No hace mucho, se fugó durante una noche entera, y fue encontrada en un cementerio tras un gran despliegue policial activado por su madre. Pero no pasó nada. Nadie tomó cartas en el asunto. Nadie se activó. No atendieron las quejas de una criatura que lo único que implora es vivir con su madre. Ahora, pretenden anular a la progenitora, inmersa en el sistema que pone su sello final (el mismo que colocan a todas): someterse a un examen psiquiátrico.

¿Ser madre es una locura? ¿Qué es lo que están haciendo con las mujeres? La presión masculina avanza a pasos agigantados mientras se destrozan vidas. No se contempla el clima moral del asunto en ningún escenario. La defensa feminista que vocea a grito pelado determinadas causas, obvia la más importante: nosotras parimos, pero ya no decidimos. Lo hace la administración pública, los jueces, los equipos psicosociales, los técnicos, psicólogos y psiquiatras. Nada que envidiar a un pasado reciente que parece olvidado, porque esa memoria, carece de historia cuando entronca en directo con la realidad. Los lodos de sus barros, la tortura e indefensión que acusa con el dedo, dictando sentencia.

Aquí lo dejo escrito, a quien pueda interesar: una niña está en peligro, y la única persona en el mundo que la protege y lucha por ella, es su madre: Elena Ramallo.


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