Michael Jackson, siempre

Michael Jackson, siempre

Un fallo cardiaco ha terminado con la vida de Michael Jackson. Lo encontraron en su casa, tirado en el suelo, inconsciente y sin respiración. Durante más de una hora, todos los esfuerzos por reanimarle resultaron inútiles.

Editorial | 26 de junio de 2009
Consuelo G. del Cid Guerra

Michael ha muerto. Medio siglo de luces, trances, percances y gloria. Porque este hombre negro que siempre quiso ser blanco, ese adulto que insistía de una forma casi enfermiza en volver a ser niño y se rodeó de niños, les lleno de juguetes, e incluso llegó a instalar un parque de atracciones para todos ellos en su gran mansión, mantuvo siempre consigo una necesidad imposible: Reinventar la infancia. La historia de Michael es también la de los "Jackson Five". Cinco hermanos otrora unidos y dirigidos por un padre despótico, despiadado y cruel, que consiguió de ellos lo que el mismo jamás obtuvo: Fama mundial.

Una serie televisiva de hace ya bastantes años retrataba con una dureza estremecedora la historia Jackson. No eran más que niños. No tuvieron juguetes y ni siquiera supieron jugar. El patriarca les despertaba a cualquier hora de la noche forzándoles a bailar, y cuando cometían algún error en los pasos o giros, eran golpeados sin piedad con una vara de madera. Los presentaba a todos los concursos locales. Cuando en uno de ellos quedaron en segundo lugar, les obligó a devolver el premio porque "Los premios son para los ganadores, solo para los primeros". Aquel trofeo era una televisión. En su casa no tenían, debido a las escaseces económicas, y se quedaron sin ella.

"Si no tienes ese recurso de amor de la infancia, estás condenado a buscar por todo el mundo algo para llenar ese vacío. Pero no importa cuánto dinero ganes o lo famoso que te vuelvas, siempre seguirás sintiéndote vacío". "Yo tenia siete años, y el ensayaba con nosotros con un cinturón en su mano. Recuerdo que mi madre gritaba: Joe, lo vas a matar, lo vas a matar..."

Son declaraciones del propio Michael. Su rancho de Nerverland esta más poblado por estatuas de Peter Pan que por personas. Dijo que no quería ser enterrado porque su deseo era vivir para siempre.

Sus extravagancias, excentricidades, caprichos y locuras, formaban parte de un mundo irreal que solo el consiguió hacer realidad.

Era fanático de las figuras de Lladró (tenia mas de 300). Compró los derechos de las canciones de los Beatles (El propio Paul Mc Cartney tuvo que pagar por tocarlas). Consiguió 13 Grammys y 13 números uno durante su carrera.

Dijo que se operó la nariz para alcanzar notas vocales más altas. Al actuar en Zaragoza, contrató a veinte actores para que hicieran de dobles de si mismo.

Al salir del hotel aragonés, el mismo se compro el famoso disco de "Los del Río", Macarena. En su concierto de La Romareda, se proyectó un documental antes del concierto, en el que Michael aparecía como una de las personalidades más relevantes del siglo pasado, acompañado, entre otros, de la madre Teresa de Calcuta, Ronald Reagan y Jackie Onassis, además de hechos históricos como la llegada del hombre a la luna.

Le regaló a Liz Taylor (su mejor amiga) un collar valorado en más de medio millón de dólares.

Freddie Mercury se enamoró de Michael. Cuenta en su biografía que grabaron tres canciones juntos. Nunca vieron la luz porque, al parecer, tras la publicación de "Thriller", Michael perdió la noción de la realidad.

Cuando en una ocasión, el actor Gene Kelly se encontraba ingresado en el hospital, recibió una carta de Michael Jackson acompañada de flores con el siguiente texto: "Tengo una sorpresa para ti". Eran los zapatos que el actor había usado en "Cantando bajo la lluvia", bañados en bronce y con una placa que decía: "Eres el mejor bailarín del mundo. Con cariño, M.J.".

La mayoría de todas estas cosas se hacen posibles con dinero. Pero hay algo que Michael Jackson jamás pudo comprar ni recomponer: Su infancia.

Con los mismos brillos de los trajes que vestía Elvis Presley y un contoneo provocador en las caderas, Michael Jackson ha sido el más grande, el que ha llegado más lejos, el que podía haberse comido el mundo sin necesidad de inventar otro para borrar el niño que nunca, nunca, pudo ser.

Basta con contemplar las imágenes de esta entrevista que Jesús Hermida realizo a su hermana Latoya. Leía los primeros pasajes de un libro en el que se narraba la terrible niñez de los hermanos Jackson. Las lágrimas de Latoya son las mismas que hoy lloran la muerte de su hermano Michael, el rey mundial del pop:


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