Hablamos tranquilamente mientras me cuenta, sorprendida, que se ha enterado por la prensa de su separación.
-Hasta ahora me he mantenido en silencio. Rafa se ha dedicado a hacer declaraciones por todas partes en las que me entero por la prensa de que nos hemos separado, cuando juntos, físicamente juntos como un matrimonio no lo estuvimos nunca porque yo no quise. Me niego a ser la mujer del artista. ¿En base a qué, con qué sustento?... Yo no iba a dejar mi trabajo para seguirle en las condiciones que él quiere. No. Tengo una vida ordenada y soy madre de una hija que es lo primero para mí.
Una boda celebrada en el hotel Palace de Barcelona que nadie quiso comprar. Se torció la exclusiva a saber por qué extraños resortes, aunque hay quien afirma que aquella ceremonia no tuvo valor legal.
- La boda, sentimentalmente hablando, fue auténtica. Nos queríamos mucho. Pero no se hicieron papeles, por eso no entiendo cómo habla de divorcio. ¿Qué divorcio?... Nunca hemos estado oficialmente casados. Se hizo una gran fiesta para celebrar una unión, pero sin jueces de por medio, ni registro civil. Y poco antes del evento, casi le deja plantado en el Palace, hecho que es para ponerla en un altar muy distinto al que estamos acostumbrados.
- Vamos, que por muy poquito le amargas la boda, y nunca mejor dicho. . .
-El traje de novia se lo va a poner tu madre. Eso le dije un día antes de la boda y lo tiré sobre la cama. Ya palpaba un desorden de vida tremendo, una desestructura que no va conmigo. Por eso no quise vivir con él. Tú en tu casa y yo en la mía, le dije. No está acostumbrado a mujeres con carácter. A mí no me domina nadie, por artista que sea. No soy una maleta y menos un florero. Una cosa es Rafael Amargo, el artista, y otra muy distinta Jesús García a puerta cerrada. Yo no estoy dispuesta a ir dos pasos detrás de ningún hombre, como él pretende.
- ¿Cómo dices?
- Sí. Dice que la mujer tiene que ir dos pasos detrás del hombre. Y muchas otras cosas que me callo. O ,mejor dicho, nos callamos. Aunque ya puestos, te diré que me pareció de muy mal gusto que contratara a Sorderita hace un par de años, justo cuando acababa de dejar a mi querida Charo Vega por teléfono. Porque lo hizo, y presumiendo, encima, de ser amigo de Charo. Esas cosas no son de recibo. Y mira por dónde ahora están los dos más solitos que la una. Pedazo de mujeres que han perdido.
- Por cierto, te veo contenta, no llorando por los rincones como se ha publicado...
- Estoy enamorada de mi hija, de mi familia, mis amigos y mi trabajo. Soy feliz con mi vida y estoy conforme con lo que tengo. No puedo divorciarme porque nunca me casé. No me gustan las mentiras. Ha sido una historia bonita hasta que él la ha estropeado.
Pues no se hable más. Aquí les dejo a Rafael Amargo y Sorderita en plena actuación. Cosas del destino. Que sigan bailando y cantando, más solos que la una. Las grandes mujeres son sólo para los grandes, y algunas tallas, se trate de quien se trate, siempre les quedan pequeñas.