Tú no has trabajado como una negra. Has trabajado como una reina. Te lo dice alguien que -paradójicamente- ha escrito tres libros en un año. Cualquier consagrado del oficio puede pensar que es imposible, o bien que la calidad de las obras deja mucho que desear. Pues no. Dos biografías por encargo y un ensayo, además de mi columna en prensa digital. Más de trece horas diarias, sin sábados, domingos o fiestas de guardar. No soy una excepción, créeme. Nada especial. Formo parte de un mundo desconocido, más allá de la sombra. Un mundo que te queda tan lejos como el tuyo me es extraordinariamente cercano: Soy negra.
En mi humilde opinión, desde tu -reconocido- privilegio, tiras muy pronto la toalla, porque el hecho de escribir se lleva en el alma antes que en la cartera. Si has sido pirateada, es porque eres leída, muy leída. Sólo por eso, deberías estar contenta, agradecida o -cuanto menos- conforme con tu hacer y sus resultados.
De los libros no vive nadie y lo sabes. Los ingresos parten de conferencias, lecturas, correcciones, colaboraciones, eventos y demás. Llegar hasta ahí -donde tú estás-.
Licenciada en Filología Inglesa y Periodismo. Trabajó como camarera, colaboró en Ruta 66 y Nuevos Medios. Fue jefa de prensa en Sony y responsable de comunicación en Fnac Callao, trabajo que dejó cuatro meses antes de publicar su primer libro.
En el año 2000 se traslada a Escocia para trabajar en la Universidad de Aberdeen impartiendo clases de escritura de guión, además de participar en diversos seminarios y conferencias.
En noviembre de 2000 es investida Doctira Honoris Causa en Letras por la Universidad de Aberdeen. En 2005 se convierte en editora de la colección Asarté (MR Ediciones).
En este caso, no se llegó a juicio.La escritora reconoció que había utilizado los textos de Castelló, le pagó tres mil euros en concepto de indemnización y declaró que el asunto se debía a un error, puesto que omitió las notas a pie de página indicando la autoría.(Fuente : Wikipedia.)
Llegar hasta donde estás -decía- tiene lo suyo, que es exclusivamente tuyo desde hace mucho tiempo, como también lo son esos curiosos juegos cibernéticos que te pueden dejar más colgada -incluso- que ahora. Mientras escribías Lo verdadero es un momento de lo falso, creaste un perfil en Facebook llamado Pumuky que llegó a los 4000 amigos. Pero cuando se anunció en un vídeo la muerte del personaje, llegaron tal cantidad de denuncias a la administración de la página por perfil falso, que acabó siendo oficialmente borrado. Aún así, declaraste lo siguiente:
"¡Pumuky existía! Yo lo creé, y luego se unieron unos cuantos amigos míos, de forma que el personaje cobró vida propia y llegó un momento en que era un ente completamente ajeno a mi persona. Habría que llamar a un psicoanalista para explicar lo que sucedió, pero te aseguro que yo adoraba a Pumuky, y algunos de mis amigos también. Nos entristeció su muerte y ahora le echamos de menos. En el último año, Pumuky se ha deprimido, se ha drogado, ha viajado, ha bebido y ,en definitiva, ha sido mucho más sincero que la mayoría de los usuarios de la red social, que no cuentan lo que sienten por miedo a que lo lean su pareja, su feje o su familia". (Revista Shangay).
Se supone que tú sí has contado lo que sientes, y por ello te ha caído la tormenta del año : Escritora famosa anuncia en una red social que deja de escribir debido a las descargas piratas. Tu fama, como la de Pumuky, ha llegado un momento en que es un ente completamente ajeno a tu persona. Y lo que estás pagando, no es otra cosa que eso: La fama.
Como reza esa canción de Serrat que lleva tu nombre, espero que el olvido no se lleve la mitad.