Acudí a la presentación hace pocos días, y confieso que resultó entrañable e incluso cómica. Cuando el asesino deja de estremecerte para narrar de forma casi telegráfica sus crímenes, con los datos justos, cronología y escenario -porque todos son "de casa", perpetrados en Cataluña- resulta casi sencillo ponerse en situación.
Así, repasamos la historia de Carmen Broto, la de una malvada y retorcida Enriqueta Martí, el crimen de Ricardito, mayordomo resentido que descuartizó a su amo por celos... Cuánto se ha matado, vive Dios. Y cómo. Una obra que despierta curiosidad, que provoca investigaciones particulares... ¿Qué catalán no sabe, conoce o ha escuchado contar a sus abuelas alguno de esos crímenes?... más allá de famoso "Caso", aquel periódico morboso que tenía su punto, éste es un ejemplar a tener en cuenta. Tanto como el comentario de una señora que se encontraba entre el público, contando cómo las abuelas de un pueblo determinado reunían a las nietas antes de casarse para aconsejarlas debidamente con respecto al matrimonio: "Si el marido os trata bien, pues hasta sereis felices a ratos, pero como os salga un canalla de esos que pegan, insultan o beben, hijas mías, no quedará más remedio que ponerle dos puntitas de cerilla en la tortilla francesa. Dos puntas bien machacaditas, así un día y otro, hasta que se mueran, porque no pasa nada, y no os haceis idea de la de hombres que hay enterrados en el pueblo por este sistema...". Como dijo Victoria Abril en una magnífica escena de la película "Amantes": "¿Por qué no la matas...? a mi marido le maté yo, y aquí estoy".