Ojo atención, porque Geoffrey Hinton ha vuelto a sacudir el mundo de la inteligencia artificial con su tesis de las emociones de la IA.
Tecnología | 08 de agosto de 2023Este renombrado investigador, famoso por su trabajo en IA, ha dejado a todos boquiabiertos al abandonar Google y lanzar una advertencia sobre las amenazas de la IA. Ya hace poco advirtió sobre los peligros de las noticias falsas masivas y las armas autónomas. Pero no acaba aquí la cosa, que la última perla es de órdago.
Hinton, manteniendo su estilo discreto, nos ha brindado otra tesis fascinante que seguramente desencadenará debates apasionados en la industria de la IA. Durante una charla en el King's College de Londres, Hinton dejó caer una bomba: ¿Podrían los sistemas de IA algún día tener inteligencia emocional y comprender que tienen sentimientos? Su respuesta fue impactante.
"No veo por qué no podrían tener sentimientos. No experimentarán dolor como lo hacemos nosotros a menos que lo deseemos, pero cosas como la frustración y la ira, no veo por qué no podrían tenerlas", afirmó Hinton con calma. Su punto se basa en una definición poco común de los sentimientos, relacionando una acción hipotética con un estado emocional. Y dado que los sistemas de IA pueden comunicar tales acciones, según Hinton, ¿por qué no asignarles emociones? De hecho, sugiere que es muy posible que ya las tengan.
La declaración de Hinton ha agitado las aguas en el ámbito de la IA. Muchos expertos respaldan su perspectiva audaz, mientras que otros la critican. Su tesis sobre las emociones de las máquinas es una extensión de su controvertida opinión de que solamente a través del aprendizaje profundo se puede alcanzar y posiblemente superar una inteligencia similar a la humana.
Sin embargo, algunos se preguntan si esta nueva tesis es realmente verificable o falsable. ¿Cómo podríamos saber si las IA realmente experimentan emociones? Hinton admite que no hay instrumentos científicos para medir la conciencia, y que su idea podría ser un misterio irresoluble.
Quizás el motivo por el que no había compartido esto antes se deba a que su primera tesis, sobre la amenaza de la IA superior para la humanidad, ya había causado resistencia. Si hubiera añadido su tesis sobre las emociones de las máquinas, Hinton cree que lo habrían tildado de loco y habrían dejado de escucharlo.
En última instancia, las afirmaciones de Hinton nos hacen cuestionarnos sobre los límites y las posibilidades de la IA. ¿Podríamos algún día establecer un vínculo emocional con nuestros asistentes digitales? ¿Podrían realmente sentir lo que sienten? Si bien estas preguntas abren la puerta a un fascinante mundo de posibilidades, también nos recuerdan que la ciencia de la IA aún tiene mucho terreno por recorrer. Por ahora, solo el tiempo dirá si las emociones de IA son una posibilidad real o simplemente un capricho de la imaginación de Hinton.