Las Pirámides

Las Pirámides

Desde el punto de vista estrictamente matemático es un cuerpo geométrico con base de polígono, cuyas aristas convergen en un punto común. Pero en nuestras mentes cuando decimos "las pirámides" instintivamente pensamos en Egipto y cuando decimos "Egipto", pensamos en las pirámides. Ambos conceptos forman una unión tan indivisible, que ir al país de los faraones y no visitar esas colosales construcciones, es como "Ir al pueblo y no ver las casas".¿Que niño de este planeta no ha soñado alguna vez con conocer la única de las siete maravillas del mundo antiguo que aun siguen en pie?

Egipto | 25 de abril de 2009
Lalo de la Vega

El magnetismo que despiertan estas milenarias moles de piedra va mucho más allá de la geometría. Ellas son sinónimo de los mitos y leyendas de la antigua civilización y de los indescifrables misterios que aún atesoran las momias y los jeroglíficos. ¿Por qué y como fueron construidas? ¿Como lograron los egipcios hace 5000 años realizar proyectos de esa envergadura con instrumentos tan rudimentarios? ¿De donde sacaron tanta fuerza de trabajo y materiales de construcción?

La historia comenzó siglos antes de la construcción de las famosas pirámides de Gizeh o Giza. La primera edificación de este tipo no era muy piramidal que digamos. Fue construida en Sakara, unos 30 kilómetros al sur de Giza, en forma de 6 Mastabas superpuestas, que en árabe significa "banco". Estas Mastabas se consideran las abuelas de las grandes pirámides. Al principio eran rectangulares y luego cuadradas, colocadas de forma escalonada y orientadas a los 4 puntos cardinales. Mas tarde el Faraón Amenemhet III de la 4ta. Dinastía del Antiguo Imperio mandó a construir una gigantesca pirámide "de verdad" en Dahshur, otros 15 km mas al sur, que terminó desmoronándose bajo su propio peso y pasó a la historia con el triste nombre de La Pirámide Negra, pues aun se conserva de ella la cúspide de granito negro. Pese al desastre de este primer intento, El faraón Senefru, muchos años después, hizo levantar otra parecida, aunque tuvo el cuidado de hacer que su ángulo de inclinación disminuyera a partir de cierta la altura, para evitar que esta se desmoronara. Esta es conocida como La Pirámide Romboidal, a la que le siguió La Pirámide Roja mandada a construir por el mismo rey cerca de las 2 anteriores y que no me explico porque es tan poco conocida, pues realmente es perfecta. Precisamente el ser poco famosa la ha salvado de los saqueos de los locales y turistas por lo que posee su vértices mucho mejor definidos y menos erosionados. Su única desventaja es que tiene solo 35 grados de inclinación en sus caras, precisamente para evitar derrumbes, mientras que en las de Giza el ángulo es de 45 grados. Es sólo entonces que le toca el turno a las construcciones que todos conocemos. La más grande y antigua de las tres es la del faraón Chreops de la 6ta Dinastía. Lamentablemente la historia recoge el nombre de este faraón a bombo y platillo, sin embargo se olvida de Hine Unu, el inteligentísimo e ignorado arquitecto-ingeniero que la construyó y a quien el mundo debe darle las gracias por tan colosal obra. Se cree que la gran pirámide fue construida en 30 años durante los cuatro meses en que duraban las inundaciones del Nilo y los campesinos no podían cultivar la tierra. Entonces los labradores de todo el Alto y Bajo Egipto venían a trabajar en la obra con la creencia de que estaban sirviendo a su dios, pues según su religión los faraones eran dioses y las pirámides no eran más que el recinto para el mas allá. Junto a las tres grandes piramidales hay otras mucho más pequeños que servían de tumba a las reinas y los otros miembros de la familia real. Aunque existen múltiples teorías, aún sigue siendo un misterio el método utilizado en la construcción de las pirámides. No obstante, durante el recorrido llegaron a mis oídos algunos chismes arquitectónicos de las técnicas empleadas: Aprovechando que en el desierto todo los días sale el sol y apenas hay nubes, por lo que estoy seguro de que la palabra "aguacero" nunca figuro en ningún jeroglífico, los antiguos constructores se valieron del radiante astro para hacer sus mediciones astronómicas y acotar con una exactitud increíble los puntos cardinales. Para determinar la horizontalidad del terreno excavaron los cimientos, los llenaron de agua y luego marcaron la altura del agua en todo su perímetro. Lograron los impresionantes ángulos rectos utilizando una cuerda dividida con nudos en 12 partes iguales con la que fromaban un triángulo de 3, 4 y 5 partes en cada lado. De este triángulo salió luego el famoso Teorema de Pitágoras. Según una versión que escuché, las piedras de granito para la construcción de las grandes pirámides fueron traídas por barco desde Assuan y fueron colocadas en las pirámides mediante rampas con rodillos. Otros dicen que en las cercanías existían antes canteras que fueron agotadas y que las piedras fueron alzadas por grúas con contrapesos semejantes a las que usan los campesinos egipcios para sacar agua hoy día. Unos se pasa la vida oyendo hablar de las pirámides, pero el día en que te paras frente a esos colosales y milenarios monumentos funerarios, te parece mentira. Por supuesto que no me conformé con verlas por fuera y entre a una de ellas. Es una sensación indescriptible estar a la cámara del sarcófago del faraón, que aunque esta vacía, no deja de ser majestuosa. El saber que estas bajo miles de toneladas de piedra es impresionante; pero pensé "Si esta mole lleva 5000 anos en pie, no va a derrumbarse precisamente hoy". En la habitación de las ofrendas, a varios metros bajo el nivel del suelo me encontré a un anciano árabe que me explico (¡en español!) la distribución laberíntica de las cámaras, talladas en una sola piedra. Luego que le di la Bashkich (propina) por su explicación, me pregunto de donde yo era y al responderle me dijo "Yo llevo muchos anos aquí, viendo a gentes de todo el mundo; pero todavía no me había encontrado con un cubano" Luego me acerqué a ver la enigmática esfinge, desgastada en casi 5 milenios escoltando las pirámides y compartiendo con ellas su fama universal. ¿Cuanto tiempo, talento, capacidad organizativa y audacia fueron necesarios para construir estas tumbas faraónicas? ¿Cuantas vidas humanas, lágrimas, gotas de sudor y sangre costaron subir esas piedras? Pero los faraones del antiguo Egipto no escatimaron esfuerzos en su afán inmortalidad y de una vida "en el más allá". En realidad lograron su objetivo: ya son inmortales, aunque solo sea por el solo hecho de haber dejado tras si una huella imborrable y de que miles de años después la humanidad siga fascinada por el hechizo de sus monumentos. Aunque mañana desaparezcan de la faz de la tierra, es imposible hablar de la historia de la humanidad sin mencionarlas a ellas: simplemente las pirámides.


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