Susanna Griso sobre el coronavirus: Sabemos cómo tratarla, tenemos antibióticos

Susanna Griso sobre el coronavirus: Sabemos cómo tratarla, tenemos antibióticos

Ha dicho Susanna Griso al respecto de la enfermedad provocada por el coronavirus Covid-19 que “sabemos cómo tratarla, tenemos antibióticos”. Desconoce la periodista que los antibióticos no sirven para tratar los virus.

Actualidad | 27 de febrero de 2020
Pere Borràs

Así que una de dos: o sabemos cómo tratar a los infectados, o los tratamos con antibióticos; pero ambas, no puede ser.

Manteniendo su línea periodística de hablar sentando cátedra confundiendo las cosas, la famosa presentadora se ha unido a la irresponsable ola de restar importancia a un incipiente problema, que no irá a más solamente si se toman las medidas preventivas que recomiendan los expertos mundiales, no de periodismo, sino de sanidad. Cada uno de nosotros, por supuesto, tiene libertad para decidir a qué profesional hace caso y a cuál ignora.

La ignorancia, dicen, es osada. Debe ser una de las pocas cosas que dicen que es cierta y, en este país, hay mucho de eso.

Si analizamos en profundidad los argumentos que se están exponiendo para restar gravedad al problema del nuevo virus, descubriremos algunas cosas que no nos gustarán.

Una de las cosas que más se dicen es que, para la gente sana, la enfermedad no es grave y no corre riesgo mortal. Solo mueren las personas mayores y los más vulnerables. Si bien eso es totalmente cierto, hay dos aspectos a tener en cuenta sobre esta argumentación. El primero de ellos, preocupa. La gravedad de una enfermedad no debería sostenerse sobre la clase de personas a las que mata. Eso equivale a decir que unas personas valen más que otras. Me resisto a aceptar que el Covid-19 es menos grave porque solo mata a los ancianos y débiles. Si alguien busca alguna vez un ejemplo de discriminación, aquí tiene uno. El otro aspecto es que si una persona sana se infecta, aunque no le afecte demasiado, sí se convertirá a su vez en un vector de contaminación, pudiendo infectar a aquellos para quienes la enfermedad sí es un problema. Si te contagias, igual tú no te mueres, pero estás exponiendo a tus padres o abuelos.

Otra de las cosas que se dicen es una comparación: la gripe mata más. También es cierto. La gripe mata mucho. Miles de personas cada año solo en España. Por eso no entiendo que comparar al nuevo coronavirus con la gripe sea motivo de alivio. Lo que no se dice tanto es que para la gripe hay vacunas y para la recién estrenada enfermedad, no. La contención que las vacunas proporcionan evitando ser infectado por la gripe, no existe para el Covid-19, por lo que hasta que no se disponga de una vacuna para el mismo, habrá que contenerlo de otras formas, y estas no pueden ser otras que las preventivas. No pueden ser otras porque, hasta ahora, no hay otras.

También se dice mucho que el alarmismo conviene a las farmacéuticas. Tocaré dos puntos sobre este tema. Las farmacéuticas parecen haberse convertido en el diablo de la época contemporánea. Olvidamos que la actual esperanza de vida, la mayor en toda la historia, se la debemos a los avances que las farmacéuticas ponen a nuestra disposición. Cobrando, sí. El trabajo se cobra. Nadie trabaja sin cobrar. Cobrando mucho, se dice entonces. Es posible, pero también el riesgo de sus inversiones es muy elevado y, por otro lado, a personajes públicos que cobran proporcionalmente mucho más los veo siendo más admirados que demonizados; valgan los futbolistas de primera división como ejemplo. El otro punto al respecto de las farmacéuticas es que el argumento que se expone es totalmente contrario a la realidad. Si algo conviene a las farmacéuticas en el futuro (para amortizar la inversión que están haciendo ahora), es que se le quite importancia al problema. Lo que conviene a las farmacéuticas, precisamente, es que la gente no tome medidas preventivas. Así tendrá una mayor demanda de contagiados y podrán hacer el agosto.

Ante semejante avalancha de tranquilizadores argumentos que zanjan la alarma con argumentos tan superficiales como irresponsables, solo nos faltaba la guinda de la Griso, tranquilizando a la población porque “tenemos antibióticos”. Poco importa que tengan la misma eficacia que mirar las estrellas.

Finalmente queda el recurso de la ridiculización: “¡Vamos a morir todos!”. No. Ya sabemos que no vamos a morir todos. Como ya se dijo, solo morirán los más vulnerables. ¿Eso es bueno? Pensémoslo bien, porque no estoy seguro de que queramos ser esa clase de personas.


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