La China, crecimiento silencioso

Podríamos decir que "ya están aquí", aunque ciertamente, hace varias décadas que están aquí y su crecimiento silencioso se veía venir.

Opinión | 19 de agosto de 2010
Josep Capsir Comin

Existe el dicho: "Te han engañado como a un chino", refiriéndose a ellos como a individuos lerdos, ausentes, que no se enteran de lo que sucede a su alrededor. Pues resulta que sí, que se enteraban de todo mientras nosotros nos entreteníamos contando chistes en torno a su dificultad en pronunciar la "R".

Pues ahora ya es un hecho consumado, el pasado lunes, China pasó a ser la segunda potencia económica mundial, superando al gran monstruo japonés, si hacemos caso a su PIB anunciado. Paradójicamente, su renta per cápita se sitúa en el vagón de cola de los países de la zona asiática, hecho que se explica por su compleja estructura política comunista.

La mayor parte de sus ingresos proceden de la exportación y la distribución internacional. No cabe duda que el gobierno chino siempre ha hecho ojos ciegos a las falsificaciones y ha omitido cualquier tipo de control de calidad en los productos producidos en su país.

Muchos fabricantes de zapatos, de marroquinería y del sector textil, llevan años suplicando ayuda ante la intrusión, desleal o no, del poder industrial chino; para poner un ejemplo, el pasado martes, El Periódico de Catalunya publicaba una noticia que decía que el sector textil catalán perdió 15.218 puestos de trabajo en dos años, según datos de la UGT, que en la misma línea afirma que se han cerrado en el mismo periodo más de mil empresas.

Uno puede pensar que este desarrollo podría ser digno de cátedra, pero quien se despide, se niega a creer que es la mejor manera de engrosar un falseado PIB.


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