El amor... un espejismo?

?Te llamaré Urluberí, le dijo esa noche mientras cogía su guitarra ?Cantaré para ti, mujer hermosa de nombre único, así como única eres para mí.

Urluberí lo miraba con sus ojos del color de la noche y lo escuchaba cantar. Cada nota, cada palabra de su canción, era como una caricia en su piel. Como un beso en sus labios. Cerró los ojos y se dejó llevar como nunca lo había hecho. El amor llegó e inundó su corazón. Esa melodía que él componía para ella, se quedó grabada en su alma.

Opinión | 05 de mayo de 2009
Tali


Cuando la canción terminó, abrió los ojos. El se había marchado. Preguntó al camarero, a las pocas personas que había en el bar, pero nadie recordaba a ese joven. No lo conocemos, no lo hemos visto nunca, decían.

¿Lo habré imaginado?, se preguntaba Urluberí. ¿Habrá sido un espejismo?
Quién sabe. Quizá si, quizá no, porque en el asiento del joven guitarrista, Urluberí encontró un geranio verde. El color de los ojos de su amor.

Todas las noches acude a ese bar con su geranio en unas manos anhelantes de caricias y su melodía en unos labios llenos de recuerdos, esperando que su amor pronuncie un nombre: Urluberí.

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