De bozales y otras perrerías

De bozales y otras perrerías

Que tengas cuidado con los mensajes, que si puede estar pinchado tu teléfono, que si te espían por aquí y allá...inicialmente no te lo crees, piensas que forma parte de las conspiraciones enfermizas de algunos, pero de pronto, un día te lo dice un político y te quedas boquiabierta.

Opinión | 15 de enero de 2018
Consuelo G. del Cid Guerra

Y hoy, una buena amiga me cuenta que le han multado con 600€ por meterse con la monarquía en una red social. Los 600 ya se los han embargado de su cuenta bancaria.

"Los levantamientos populares serán atroces, habrá muchos suicidios, perseguirán la palabra, los escritores quedaremos limitados a historias de amor o a cantar la primavera", y quien me lo afirmaba hace menos de seis años ya no está en este mundo porque se dió un pildorazo de órdago y lo mandó todo a paseo. Hoy es el día en que empiezo a creer. Que sí, que nos vigilan, que suena un pito grave en los ordenadores cuando se inicia una discusión fluída por chat, que en twitter todo se lee pese al número de seguidores que tengas, que facebook es una ventana abierta a la opinión donde se ha censurado incluso la portada de interviu donde aparecía aquella Marisol desnuda y joven, que se censura incluso la propia boca antes de mentar nada si va acompañada de alguna fotografía, aunque permanecen páginas pedófilas, porno, maltrato animal, como si nada, porque quienes somos algo debemos ser los otros. Multas, denuncias, censura, chivos expiatorios, peleas, frases lapidarias que te pueden costar un mes entero de tu salario. ¿Dónde estamos realmente?. Quizá de donde nunca nos fuimos cuando España -decían- iba bien y todo estaba "en orden", qué ilusos, qué tontos todos, qué descreídos (yo incluída).

Cuando alguien te dice "mejor por telegram", habrá que hacerle caso. Por otro lado, los hackers que dicen serlo y no lo son, se autoalaban solitos como si pudieran entrar en el Pentágono en cinco minutos justos, mientras el sueño de los mismos se altera y el consumo de diazepan aumenta de forma alarmante. Han cantado línea. Todo por la pasta o por la fama. La envidia se consume a dosis elevadísimas, cargando contra cualquiera en pos de un yo esquizofrénico que no sabe de contiendas, luchas y mucho menos guerras. Así nos va. Viva España.


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