De cara a la galería, pasa poco. Que nadie se eche las manos a la cabeza: Nunca dejaron de hacerlo. Fue un salto benigno hacia el vacío legal que permitía el cambio. Solo el BOE no miente. En esa Biblia burocrática están todos los nombres, todos los hombres. Los malos, los buenos, los cómplices, los que permitieron desde el silencio y la desidia una larga cuenta atrás para continuar huyendo hacia delante.
Muy pocos metemos los dedos hasta el fondo de la llaga que todavía supura. Me dijeron en su día que nunca conseguiría nada. Que a nadie le importaba ya lo que sucedió con miles de menores que ya no lo somos y pasamos por aquellos reformatorios sin haber cometido delito alguno. Yo ingresé por pensar, y continúo pensando. Me veo, menuda y aterrada, tras la sombra de cada uno de ellos. Es una sombra corta que tiene idéntica memoria: La que pretende continuar oculta, pero aflora tímidamente en manos del gran poder, sin Cristo, pero armando el mismo que jalea con armas testimoniales.