"Te la quitare aunque esté muerto" - Entrevista a Consuelo García del Cid Guerra

Destriparlo me parecería una indecencia y no lo voy a hacer. La novela, de Consuelo García del Cid Guerra y publicada en Éride ediciones, es una lección de supervivencia. Tuve el honor de conocerla hará ya casi veinte años y desde entonces no he dejado de trabajar con ella siempre que he tenido la oportunidad de hacerlo. Ahora sale a la luz una historia que desde el principio me confesó que algún día contaría. Ha pasado mucho tiempo desde que lo sé, y aun más desde que esta historia empezó a fraguarse; por eso me emociona tanto poder entrevistarla tras todo el proceso de creación y de enorme carga emocional que sé que contiene. Es una obra de la que, ahora que ha salido a la luz, no se puede prescindir. Una desbocada explosión de sentimientos que no pueden dejar a nadie indiferente.

Cultura | 11 de febrero de 2014
Pere Borràs

-"Te la quitaré aunque esté muerto", un título duro para un libro que hace llorar. La historia va directa al corazón desde la primera página a la última.

-No digas eso. Suena a autoayuda y detesto cualquier connotación al respecto. Es una historia de amor llevada al límite, hasta sus últimas consecuencias, y tremendamente terrenal.

-Has tocado un tema peliagudo, Consuelo. ¿Puede un homosexual enamorarse de una mujer?

-Absolutamente. Se enamoran las personas. Somos personas antes que sexo. No es algo frecuente ni común, pero sucede. No es imposible ni irreal, yo no me he inventado nada.

-¿Por qué la ciudad de Tánger?

-Por Mohamed Chukri, ni más ni menos. Decía Chukri que es una ciudad para no volver a casa, y por ello peligrosa. Es cierto. Conozco Tánger hace años, me embrujó completamente. Allí el tiempo tiene otra dimensión y su luz es única. La historia termina en Tánger, no sólo la que he escrito. Desde el Hafa se puede volver a nacer mirando el estrecho.

-El SIDA tiene un gran protagonismo en tu novela, así como el incendio del Teatro del Liceo en Barcelona. Todos esos elementos emocionan de una manera especial. ¿Cómo los has combinado en el tiempo?

-Sólo hay un tiempo y un año: 1995. Los entonces afectados por el VIH no tenían esperanza. Él está enfermo de SIDA y esa será la causa de su muerte. La fotografía que aparece en la portada del libro es de Pere Manubens, es el vertíbulo del Liceo el día del incendio, con mangueras en el suelo, una imagen magnífica con la que empieza la historia.

-Como has dicho, Mohamed Chukri tiene un gran protagonismo en el libro. ¿Por qué precisamente Chukri?

-No es que tenga protagonismo, es que se come el libro entero porque lo quise así, era mi forma de homenajear al más grande escritor de Marruecos, pura pasión, todo sentimiento, el alma de la verdadera razón.

 


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