Elohim Peñalver, madre coraje

Elohim Peñalver, madre coraje

La historia burocrática que genera la historia oficial, se desvincula -en muchas ocasiones-, casi por completo de la cruda realidad, resulte hermosa o dramática, correcta o incorrecta. A partir de ahí, sobre el papel, muy poco se discute. Esos informes han sido rellenados por administradores del dolor, personas académicamente capacitadas para repartir, negar, dar o arrancar, tanto viviendas como pecunio, paquetes de alimentos e incluso hijos.

Actualidad | 06 de enero de 2015
Consuelo G. del Cid Guerra

-Soy Elohim Peñalver y me han dicho que tú podrías ayudarme.

Tiene 33 años, la edad final de Cristo, y su nombre, Elohim, significa Dios en hebreo. La escuché durante horas, pendiente de cada gesto, de una mirada triste -pero todavía firme- que traspasa sus ojos almendrados. Es de una belleza serena sobrecogedora. Su discurso es coherente y de una lógica aplastante. No hace mucho me comentaba una amiga que las familias con niños seriamente marcadas por la crisis, no se atreven a pisar los servicios sociales en busca de ayuda por temor a ser separados de sus hijos. Menores tutelados que son internados en centros o bien quedan en manos de familias de acogida.

-De los niños nos encargamos nosotros, usted busque trabajo y consiga una vivienda, vuelva dentro de seis meses y podrá recuperar a sus hijos.

Pero pasado ese tiempo, el siguiente trámite no es otro que la adopción, a no ser que los padres biológicos hayan conseguido ese trabajo que más de media España no tiene, y el piso del que desahucian a la otra mitad del país. Los servicios sociales se quedan con sus hijos bajo un manto protector helado, aplicando discutibles medidas contra el desamparo donde cada caso es un mundo.

-Tú no tienes derecho a ser madre ni a permitirte de vacaciones. Eso me dijo -textualmente- el psicólogo José Guerrero.

Elohim fue engendrada bajo un árbol. En más de una ocasión ella misma se metía dentro de un armario empotrado cuando en su casa se producían escenas delirantes en las que se instalaba el peligro como huésped habitual. Elohim se cría en barrios marginales de Alcoy y Alicante. Es escolarizada gracias a sus tíos y abuela. Cuída de sus tres hermanas menores. A los quince años abandona el hogar familiar, insufrible en todos los sentidos, y empieza su rosario de centros.

-Del TEIX no tengo queja, pero de las monjas de la calle Segura...aquello era la casa del terror. Recuerdo que dormía en una habitación rosa, el color completamente contrario a mi vida.

Fugas, de casa de su tía al centro, del centro a la calle, de la calle al centro ...Mi madre perdió a todos sus hijos por desamparo. A todos menos a mí, que entonces tenía 19 años y ya era mayor de edad.

-A veces te duele la espalda sin estar mal sentada, y es por la vida.

Con 19 años se presenta en los servicios sociales de Alcoy, donde le conceden una ayuda de 36 €. Sus grandes carencias afectivas la conducen a relaciones harto conflictivas. Sin embargo y pese a todo, nunca se abandona a sí misma, aunque sí empieza a dibujarse un cuadro existencial complicado, que lucha a brazo partido contra la marginalidad. Y esa circunstancia empieza a tomar forma sobre el papel: Informes, fichas, expedientes. Su paso por los servicios psiquiátricos y un diagnóstico de trastorno de personalidad se encargarían del resto. Trabaja cuidando ancianos, en fábricas textiles, de camarera...

Cuando quedó embarazada de Katia, su madre la aceptó en casa, pero a los tres días dormía en la escalera con una manta, un bocadillo y un barreño para orinar. Atrás quedaron tormentosas relaciones en busca de la felicidad, uniones y separaciones, idas y venidas, peticiones de ayuda oficial en las que su nombre se estampaba una y otra vez sobre el papel.

-Me vi en una cama, temblando. Me quité las correas. Nació mi hija Katia y en ese momento fui consciente de que me la iban a quitar. Pude darle el pecho. Un técnico de Conselleria me dijo que la vistiera. Me dieron un mantón rosa.

Consiguió un piso pequeño pero acogedor. Preparó la habitación de Katia, donde espera una cuna vacía y un carrito de paseo, también vacío.

-Me dieron un papel. Problema social, dice. Bajé con mi hija en el ascensor. Dijeron que no la besara más porque se iba a despertar. Katia se fue dormida en una furgoneta. Está con una familia de acogida y yo tengo seis meses para demostrar que puedo ser madre. He podido verla sólo una vez y en presencia de dos psicólogas. El Secretario Judicial dijo: ¿Pero cómo habéis podido hacer esto, cómo le habéis quitado a su hija sin comprobar siquiera si está capacitada para tenerla?...

Pero Katia sigue en acogida, y pasados esos seis meses puede ser tramitada su adopción. Elohim Peñalver ha recogido firmas por la calle, ha abierto una causa en change.org y el 22 de Diciembre inició una huelga de hambre que mantuvo durante ocho días. Es una madre coraje que lucha por recuperar a su hija. Detenerse a contemplar el clima moral del asunto es un trabajo sensible que la administración no contempla. Cuando Elohim fue engendrada bajo un árbol, no tenía otra cosa que las raíces, exactamente lo mismo que le han arrebatado contra natura. Mi apoyo incondicional a esta mujer.


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